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Revista Innovamás Nº09

 

 

 

 

 

:: ENTREVISTAS
 
Joaquim Vilà - Profesor del Departamento de Dirección Estratégica y director académico del programa "Traducir la creatividad y la innovación en resultados" del IESE Business School -
11-02-2014
“Nos encontramos en la prehistoria en todo lo que tiene que ver con la ordenación de la innovación”
 
 
- ¿Cómo definiría usted la innovación?

La innovación supone transformar nuevas ideas en resultados. Para ello hay muchos aspectos a tener en cuenta más allá de la creatividad, como su plasmación o las actuaciones que se desarrollan en torno a ella para transformarla en algo realmente brillante. Aunque hay muchas definiciones distintas, el punto en común entre todas ellas es que es necesario compaginar creatividad y acción.

- ¿Cómo puede convertirse una buena idea en un buen negocio?

Para conseguir esto, además de tener una buena idea de base, hay que saber desarrollarla, pulirla, no plasmarla tal y cómo fue generada en su fase inicial. Esto implica la aportación de nuevas ideas en múltiples áreas necesarias para sacarla al mercado, como el modelo de negocio, la producción, el enfoque comercial… un cúmulo de puntos que se refuerzan mutuamente y que complementan esa buena idea que, una vez elaborada como concepto será el eje en torno al cual gire el negocio.

- ¿Qué puede aportar la innovación a las pequeñas y medianas empresas?

Las pequeñas y medianas empresas deben hacer uso de las ventajas que tienen frente a las grandes corporaciones. Una de las más importantes es la capacidad de reaccionar más rápido frente a oportunidades que las grandes empresas, cuyos procesos de toma de decisiones son más lentos y complejos. También centrarse en oportunidades de mercado que, por su tamaño, una gran compañía no suele aprovechar.

Las pymes pueden hacer un buen uso de la innovación, pero, por su naturaleza y singularidad, ésta debe ser distinta al modo de abordarlo por una firma de mayor tamaño. Deben seleccionar oportunidades más acotadas, en nichos de mercado, donde la rapidez juegue un papel importante y donde probablemente no tengan que luchar con los mismos frentes que las grandes. La clave está en realizar un buen diagnóstico para definir si la oportunidad se ajusta a la pyme o no, teniendo en cuenta que si el factor inversión es importante, una gran corporación llevaría ventaja.

- ¿Qué pasos debe seguir una empresa para innovar en productos y servicios?

El punto de partida tiene que ser ver algo que los demás no saben ver. Bien una irritación, una frustración, algo que genera una necesidad latente no explícita que ni un estudio de mercado ni un focus group pueden detectar. Si se desarrolla una habilidad de observación activa, se puede identificar una oportunidad de negocio tras, por ejemplo un gesto de un cliente. La clave es saber verlo, y darle la vuelta para convertir un problema de un cliente potencial en una solución.

Esta es la génesis, pero existe un recorrido más amplio, en el que se incluye la validación de la solución, su desarrollo técnico, comercial y a nivel de operaciones, así como hacer una valoración del mercado. También cuál va a ser el precio fijado, el modelo de negocio… Todos estos pasos son necesarios para convertir una idea en una oportunidad sólida para la compañía.

- ¿Tienen las empresas sistematizados los procesos de creatividad e innovación?

En estos momentos nos encontramos en la prehistoria en todo lo que tiene que ver con la ordenación de la innovación. Las firmas, como mucho, han sistematizado procesos de I+D y, en muchos casos, está fraccionado y no integrado en los procesos de lanzamiento de productos y servicios al mercado.

Es cierto que hay algunas empresas que, o bien porque ven nubarrones lejanos, factores de amenaza o cambios de hábito, se cuestionan su forma de proceder y favorecen la entrada de una ordenación más sistemática de la innovación. De hecho, algunos casos de éxito en este ámbito han surgido al encontrar un problema y, a pesar de no tener una experiencia previa, los directivos aceptan realizar pequeños cambios con resultados satisfactorios, con los que adquieren un compromiso creciente y consiguen sistematizar los procesos.

Pesan mucho los temores, los aspectos negativos frente a la urgencia. Para luchar contra eso se debería declarar un programa nacional obligatorio para introducir una innovación ordenada, cuestión que no se abarca. El problema de la innovación es que tiene mucho más que ver con personas que con tecnología y es muy difícil alinear intereses, conseguir que la gente dé lo mejor de sí misma, que contribuya de forma sincera cuando lo que domina en nuestras empresas, en nuestros equipos y en nuestras personas son más inercias, hábitos adquiridos, preferencias personales… Todo esto son rémoras que paralizan la innovación. De hecho, los grandes enemigos de la innovación son aspectos relacionados con temas humanos.

- ¿Cree que debe integrarse a todo el equipo de la empresa en las actividades de innovación o debe centrarse en los puestos directivos?

Hay un debate abierto sobre la innovación si es más un proceso de arriba abajo o de abajo a arriba, pero considero que no es válido, debe ser a la vez en los dos sentidos. Hay elementos que tienen que venir necesariamente liderados desde la alta dirección. Sin embargo, las aportaciones de ideas de qué podíamos hacer para superar problemas, tener acceso a un canal o a un cliente no tiene que ser exclusivo de un grado jerárquico. La gente que está en el terreno, que tiene contacto con ámbitos distintos, con clientes y proveedores, pueden aportar ideas que son tanto o más válidas que las de la misma dirección; y, por lo tanto, hay que ver en cada una de las etapas del proceso qué aportación tiene o puede hacer cada uno.

- ¿Cuáles son las claves para detectar una oportunidad innovadora?

No todas las personas tienen muy desarrolladas algunas cualidades como el cuestionamiento, la observación… Las oportunidades están ahí para todos pero hay gente que tiene habilidades para detectarlas y otras que le pasan por delante sin darse siquiera cuenta. Es por eso, que el punto de partida es observar.

- ¿Cree que se destinan suficientes recursos, tanto públicos como privados, para fomentar la innovación en el tejido empresarial?

La clave está más en que los que puedan ser innovadores vean que tienen apoyos que en usar recursos directos para fomentar la innovación. No es tanto fomentar la creatividad o la exploración como procurar un respaldo en las fases críticas del proceso de introducción de innovación, como los primeros estadios de comercialización. Es cierto que no se destinan los suficientes recursos, pero considero que se podría hacer mucho si estuvieran bien orientados, más enfocados a carencias a lo largo del proceso.

- ¿Qué opina de la innovación abierta? ¿La considera una alternativa eficaz para que empresas sin recursos propios puedan asumir el desarrollo de proyectos innovadores?

Para la empresa que no tenga una mínima arquitectura, una mínima estructura, un mínimo sistema de innovación, difícilmente la innovación abierta será un sustituto que le de resultados, puesto que habrá muchas decisiones que tomar a lo largo del proceso que no sabrá cómo afrontar. Contar con gente de fuera te suple una carencia interna pero no es un sustituto de un proceso armado que cubra de la oportunidad a la solución novedosa. La innovación abierta no es un sustituto de una innovación interna.

Entre el empresariado de España y, en general, de sur de Europa, existe una desconfianza latente a compartir una idea. Por mi propia experiencia he comprobado que en otros lugares no ocurre. Por ejemplo, en Silicon Valley lo habitual es que la gente comparta sus proyectos, las personas aporten ideas para mejorarlos o que te ponga en contacto con alguien que te pueda ayudar. Hacer una exposición sintética del tema te puede permitir pulir aspectos y mejorarlo, pero por nuestra forma de ser y de hacer, este tipo de comportamiento empresarial hoy aquí es impensable.

- ¿Cuáles son los sectores en los que España debería posicionarse como líder en innovación?

Existen algunos campos dentro de la tecnología en los que se podrían hacer apuestas, ya que la base científica del país es buena, pero el eslabón que no está cuidado es la transferencia de tecnología del ámbito científico al empresarial.

Asimismo, creo que se debería indagar en oportunidades de innovación en sectores establecidos en el país, como en la agricultura donde hay mucho por hacer. Países como Holanda, con salarios más altos, son competitivos en campos en los que España debería barrer y no lo hace. Turismo, transporte o energías renovables también son buenas alternativas para destacar. No obstante, también se pueden hacer apuestas muy selectivas en algunas tecnologías para poder recuperar posiciones, pero difícilmente podemos competir en áreas tecnológicas avanzadas como la biotecnología, si seguimos al ritmo actual, pues llevamos años de desfase frente a otros países.
 

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